Por más empeño que ha puesto Fe estos días, de momento, aún no se ha ganado a la señora… ¿o quizá si?
Lo que sí es suyo ya, y además ejerce, es el puesto de gobernanta en La Casona. Un puesto en el que no se desenvuelve nada mal, y hemos podido verla atendiendo, con más arte imposible, todos los quehaceres en casa de la doña. O mejor dicho, sirviendo “cafeles” en cantidades industriales a la señá Bernarda, al señorito Bosco (y sus cambios de humor) y a todo aquel que entre en “sus dominios”…
Doncella más diligente que Fe no se encuentra, y más descarada y pizpireta tampoco, tremendas miraditas lanzó al much… señorito descamisado. Pero claro, con el capataz en sus faenas, una no es de piedra, y con el inacabable registro expresivo de Marta la escena quedó de guinda (ea! Ya hemos colado el elogio semanal a nuestra pelirroja favorita… :) )
Pero no sólo nos ha ganado a nosotros, la visita a la granja dejó una muestra más de que cuando Fe se hace un huequito en el corazón de alguien ya es para quedarse, y aunque ambas amigas saben y transmiten la mar de bien cómo se las gasta la señá, también saben que tienen un apoyo la una en la otra.
Y si dudábamos de si se ha ganado a la doña ya, o aún no (porque sabemos que será cuestión de tiempo),es por una razón obvia, si la señá Francisca hubiese querido poner a su gobernanta de patitas en la rue no sería su capataz quien la hubiese hecho desistir. Lo cual nos lleva a pensar que ya es consciente del tesorito que tiene en casa. Ahora es cuestión de tiempo que lo reconozca….
Siendo mérito, o no, de Mauricio, bien recibió las atenciones de Fe. Y aunque sólo a un capataz sonrojado se le ocurriría pedir a la alegría de La Casona que se quitase, bien sabemos que lo dice con la boquita pequeña, ¿o quién se resistiría a los cariños de tan adorable doncella? Y más en un día en el que el encanto y la sonrisa de que nos conquistaron desde el primer momento parecían estar de regreso….
Acabamos por hoy, con una Fe que a ratitos, y dejando a un lado ese acento castizo que borda, nos recuerda a Marta, en esta ocasión con esa costumbre tan de agradecer como insana, de dar las gracias por todo aquello que es mérito suyo y sólo suyo,y de su trabajo, y como muestra… esto dió de sí esta semana
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