sábado, 24 de mayo de 2014

Semana del 19 al 23 de Mayo en Puente Viejo


Si la semana pasada decíamos que había sido una semana de muchas emociones… a ver cómo calificamos ahora esta….

Sin duda, es justo empezar diciendo que han sido unos días de un trabajo inconmensurable por parte de Marta. Si cuando Fe es alegre, pizpireta y llena cada rincón de La Casona con su sonrisa nos encanta, cuando la tristeza asoma a su rostro y las lágrimas a sus ojos encantar quizá es mucho decir, pero Marta borda cada una de las escenas y no nos queda otra que decirle “olé tu”!!


Y es que esta semana, que nuestra doncella favorita ha pasado a la vera del capataz, ha dado mucho y muy bueno de si. Por empezar por algún sitio (aunque es difícil la elección) lo haremos haciendo referencia a la relación de Fe con sus señores, a quienes parece molestar sobremanera la forma de expresarse de quien les atiende con tanto garbo, será a los únicos a quien lo haga, bueno… y quizá a Marta a la hora de estudiar algún guión, al resto, que ya se nos va haciendo el oído nos encanta, y valoramos “en gordo” el esfuerzo que hay tras cada retahíla de las que suelta esta doncella que es tan poco leída como encantadora.

Los días al lado del capataz tenían que traer consigo escenas de Fe junto a la señora, y como siempre que el talento de María y Marta coincide en tiempo y espacio, nos han dejado grandes momentos, que nos dieron a entender que, a pesar de ser poco comprensiva con ella, la doña es cada día más consciente del encanto y las virtudes de lo único bueno que al parecer dejará el señor Fulgencio por Puente Viejo (sin olvidar el maravilloso trabajo de Mercedes León que suponemos nos dará que hablar los próximos días).

Así del arrebatador “¿Es que están ustedes hablando de la menda?”, al desparpajo al pedir permiso para ir “una miaja a Los Jarales” o al descaro del “¿Pa qué si pué saberse?” se han ido sucediendo las maravillosas escenas entre ambas, que se repetirán en un futuro si la doña le propuso lo que todos suponemos y que, gracias a la mejoría del capataz, esperamos confirmar en breve.


Aunque claro, hablamos de señores en plural, porque otra cosa no, pero ricachones que atender si quiere comer caliente, a Fe le sobran (de momento). Por ellos, o mejor dicho por la necesidad de compartir su desazón con alguien de confianza, nuestra doncella hizo el camino hasta “Los Jarales” para buscar información que pudiese ayudar al capataz, y de paso para hacer partícipe de sus miedos y dudas a la mejor amiga que podía encontrar en el pueblo. La misma que supo reconfortarla y darle unos sabios consejos que esperamos le sean muy útiles en los tiempos un tanto revueltos que se avecinan….

Preciosa la amistad que ha surgido entre ambas doncellas, y que parece afianzarse con el tiempo. En Mariana Fe ha encontrado un apoyo sincero e incondicional. Y Mariana… bueno, Mariana va descubriendo una Fe que o no había sabido ver antes o no se había dejado ver hasta ahora. Y la que encuentra es una “esmirriá” adorable, que mira más allá de la negatividad del momento, que siempre tiene una palabra amable, una explicación de esas que se necesitan cuando se busca consuelo y una sonrisa cálida que envuelve y reconforta a quien tiene cerca.


Y como no hay dos sin tres, si ellas dos son las que dan vida a esa cocina de La Casona (que se ha trasladado temporalmente a la habitación de invitados), esa vida no sería la misma sin el rudo capataz. Hace poco valorábamos el acierto enorme que había sido dar relevancia a las relaciones entre el servicio, y estos días han sido clara muestra de ello.

Las lágrimas de una Fe a los pies de la cama de Mauricio, capaz de encomendarse a un Dios en el que no cree mucho, con tal de que no se lleve a ese hombre al que se aprecia (no sabemos cuanto), su dedicación completa a sus cuidados, la preocupación sincera por él, y los ánimos para instarle a salir adelante que junto a Mariana nos dejaron un momento cargado de la calidez de ambas, de su dulzura, de esa parte entrañable que hacemos aflorar cuando necesitamos que la importancia que alguien tiene para nosotros sea su tabla de salvación…


Un día más nos alargamos más de lo necesario, pero para intentar reflejar el maravilloso trabajo de Marta necesitaríamos mucho más tiempo, espacio y sobretodo talento del que disponemos. Por eso, haciendo referencia a una escena en la que volvieron las sonrisas tras esta semana de lágrimas, diremos que el antídoto y el cariño que se le dieron a Mauricio hicieron efecto, y la salud y la alegría regresaron a La Casona. Y así, recuperando esas charlas más alegres y un tanto subidas de tono que nos ofrecen doncella y capataz se podría decir que si nada se interpone entre ambos, estos dos prometen, prometen mucho…. Y aquí estaremos para disfrutarlo.

Como siempre con nuestra felicitación ante el trabajo bien hecho y la semana de nuestra talentosa “esmirriá” (con todo el cariño que nos despierta la expresión dicho) acabamos este rinconcito por hoy.


No hay comentarios:

Publicar un comentario